Hoy vamos a hablar de un tema que supone una preocupación habitual para aquellos que son padres en la actualidad: ¿Cómo deben interactuar los niños con la tecnología? ¿Qué normas debemos ponerles como padres? ¿Cuáles son los riesgos?
Se trata de un tema complejo, que tiene muchos matices, por lo que yo voy a intentar ofrecer un pequeño acercamiento general, sobre el que después podéis preguntarme en los comentarios si estáis interesados en saber más.
El uso de la tecnología según su edad
Los riesgos que las nuevas tecnologías suponen para los niños son muchos, y diferentes según la edad. Para niños muy pequeños, el uso de pantallas puede tener efectos en el desarrollo psicológico , por ejemplo en su capacidad atencional (ya que se acostumbran a estímulos continuados que disminuyen su capacidad), en su capacidad de autocontrol (debido a que no aprenden a gestionar la frustración), etc. Por todo esto, la OMS (Organización Mundial de Salud) publicó este año una guía en la que recomiendan que los niños menores de dos años no estén expuestos a pantallas nunca, y que de los 2 a los 4 años no estén expuestos más de una hora al día , siendo preferible menos tiempo. Esto quiere decir nada de televisión, móviles, tablets…
Ahora bien, vivimos en una época en la que las pantallas son ubicuas. A pesar de que nosotros como padres queramos imponer esta disciplina, es difícil que no tengan acceso a su alrededor a estas tecnologías. Pero en cualquier caso, lo importante es reducir en lo más posible la exposición.
Según la OMS no se debe exponer nunca a pantallas a los niños menores de dos años, y no más de una hora al día a los niños entre 2 y 4 años
Educar a los más pequeños a usar pantallas
A medida que vayan creciendo, habrá que ir introduciendo a las pantallas, guiándoles para enseñarles cómo usarlas. Es importante no usar las pantallas como “niñera” , es decir, no utilizarlas cuando los niños están nerviosos, cuando queramos que coman, o que duerman, etc. Los niños tienen que aprender a gestionar sus estados emocionales por sí mismos, y para ello necesitan experimentar esos estados emocionales e ir adquiriendo las herramientas para regularlos, que aprenderán de sus padres. Las pantallas sirven como parche, pero interrumpen la adquisición de esas herramientas tan importantes para el futuro desarrollo.
Por otro lado, los niños y adolescentes son como espejos exagerados de lo que nos ven hacer, por lo que, si queremos que nuestros hijos adquieran un auto control en su uso de las pantallas y lo reduzcan, debemos reducir nosotros también el uso que hacemos delante de ellos .
Es importante no usar las pantallas como “niñera”, es decir, no utilizarlas cuando los niños están nerviosos, cuando queramos que coman, o que duerman, etc.
Los riesgos en los adolescentes
A medida que van creciendo y acercándose a la adolescencia aparecen otros riesgos, como la posibilidad de que se sobreexpongan en redes sociales, sin ser consciente de los peligros, o el cyber bullyng. Es cierto que se pueden aplicar programas de control parental en los móviles de nuestros hijos, pero es fácil que aprendan a neutralizarlos. Por ello, es importante que aprendan a usar los móviles y ordenadores de una forma positiva antes de llegar a esta edad.
Las oportunidades de la tecnología para los niños
Hay que decir también que las nuevas tecnologías no solo generan riesgos, sino que también ofrecen nuevas maneras de aprender , o de jugar de formas creativas. Ofrecen la posibilidad de entrar en contacto con otras personas, tal vez con los primos que viven en otra ciudad, y nos pueden permitir pasar tiempo de calidad con nuestros hijos, compartiendo cosas que a ambos nos interesan.
Por ello, lo importante es enseñar a nuestros hijos a usar la tecnología de una manera sana. En este sentido, no tengáis miedo de establecer normas, los niños necesitan limites, y necesitan que seáis vosotros los que los pongáis. No useis las pantallas como sustitutivos de las conversaciones y momentos complicados con los niños; tanto ellos como vuestra relación con ellos necesitan esas conversaciones. Marcar espacios y tiempos libres de pantallas (tal vez las comidas, las cenas, los viajes, etc.), tanto para ellos como para vosotros. Y acompañadles en el uso de las tecnologías al principio, enseñadles como pueden usarlas para conectar, llamad juntos, enseñadles como usarlas para jugar, dibujar, aprender, etc., y habladles sobre los peligros que pueden conllevar, dejando siempre el espacio para que ellos os puedan preguntar.